El horno eléctrico, trucos de limpieza y ahorro energético
Si no eres de los afortunados que cuentan con un horno pirolítico en casa, seguramente tú también temes el momento de limpiar este electrodoméstico tan útil para cocinar sano como difícil para mantener impoluto.
La pirólisis es un proceso higiénico muy efectivo durante el cual tu horno se pone a 500°C para convertir en cenizas cualquier resto orgánico, de forma que solo necesites pasar una bayeta para retirarlo. Debe usarse de forma esporádica, pues utiliza para ello una gran cantidad de energía que dispara su consumo eléctrico.
Pero mantener limpio tu horno no es una opción, sino una cuestión de salud y seguridad a partes iguales: la grasa y comida que se acumula en él al cocinar se carboniza, contaminando tus alimentos y pudiendo provocar incendios.
Por eso hoy te vamos a contar algunos trucos de nuestros profesionales de la reparación de electrodomésticos para mantener impecable y a punto tu horno, y ahorrar dinero en tu factura eléctrica haciendo un uso más eficiente del mismo.
Antes de nada, ponte guantes de látex si no quieres que tus manos se llenen de hollín.
Una vez protegido, retira bandejas y rejillas para limpiarlas en el fregadero o el lavavajillas. Una buena idea para ayudarte a desprender la suciedad más pegada es dejarlas en remojo con agua caliente y unas gotas de lavavajillas desengrasante.
Si tu fregadero no es lo suficientemente grande y tienes bañera, llénala con agua lo más caliente posible hasta cubrir las rejillas y vierte un cazo de detergente. ¡Déjalo actuar toda la noche y encuentra tus rejillas mucho más presentables a la mañana siguiente!
Usa una esponja húmeda para frotar las paredes interiores del horno. Para evitar que sustancias químicas perjudiciales para tu salud entren en contacto con tu comida, te recomendamos que emplees una mezcla de agua caliente y vinagre para limpiar su interior, en lugar de detergentes tóxicos.
Otra solución segura que funciona muy bien es la que lleva un litro de agua con cuatro cucharadas de bicarbonato de socio. Si la preparas en un envase rociador y agitas bien antes de aplicar, te facilitará enormemente esta tarea. ¡Ojo, usa el bicarbonato siempre con el horno frío!
Si hubiese mucha suciedad, aumenta la proporción de bicarbonato e incluso crea una pasta más consistente, la misma que puedes dejar actuar durante una hora sobre las manchas más resistentes.
Hazte con un rascador —como los que se utilizan para retirar el hielo del parabrisas, por ejemplo– y úsalo para arrancar estos restos.
Si las manchas están instaladas con ganas en tu horno, repite el proceso de rociado y rascado las veces que sea necesario, dejando siempre un buen rato la mezcla sobre ellas para que las ablande.
Una solución mucho más potente, pero igualmente peligrosa, son los limpiadores industriales para hornos. Su composición es muy tóxica incluso por inhalación, por lo que debes ventilar muy bien la cocina mientras los utilizas y asegurarte de que no quede ningún resto después.
Finalmente, retira los restos con un cepillito y un recogedor, o hazte con un papel o paño húmedo para capturarlos.
Es mejor prevenir que curar: medidas para controlar las manchas
Si vas a cocinar algo que gotee o pueda ser derramado desde una parrilla (como una pizza, de la que puede desprenderse grasa o queso), coloca siempre una bandeja de hornear debajo para recoger esos vertidos y que no terminen decorando las paredes del horno.
Limpia las manchas lo antes posible: si evitas que se sequen y endurezcan te ahorrarás mucho esfuerzo en la tarea de limpieza. Un truco es espolvorear sal sobre esos derrames mientras estás cocinando, lo que ayudará a que la grasa se apelmace y no se adhiera tanto al metal.
¿Cómo reducir el consumo energético de tu horno al cocinar?
A la hora de usar tu horno eléctrico, ten en cuenta siempre las propiedades de este electrodoméstico: la parte más alta del horno es la que concentra mayor cantidad de calor. Ten en cuenta siempre las propiedades de este electrodoméstico: la parte más alta del horno es la que concentra mayor cantidad de calor.
Para gratinar o dorar solo una superficie debemos ubicar la bandeja en la parte superior. Cuando queremos calentar o entibiar una comida se llevará el estante a la parte más baja. Para cocinar cualquier plato, habrá que ubicar la fuente justo a la mitad.
Al cocinar, trata de no abrir la puerta (o hacerlo lo menos posible y durante el tiempo mínimo necesario) para evitar que el calor se escape, se interrumpa la cocción y le cueste más tiempo y trabajo recuperar la temperatura deseada.
Además, cuando cocines un plato durante un tiempo muy largo, puedes apagar el horno 10 minutos antes para aprovechar el calor ya generado durante este último tramo de tiempo, igual que haces con tu vitrocerámica.
Comparte estos consejos con tus amigos para ayudarles a sacarle más partido a sus hornos y ahorrarles tiempo y quebraderos de cabeza con su mantenimiento ;)