¿Cómo se gestiona la energía renovable en España?
Las energías renovables tienen mayor peso en el mix energético español. Con cada vez más potencia instalada y una mejor previsión meteorológica, las renovables avanzan con paso firme para llevarnos hacia la descarbonización a medio plazo.
Las energías renovables proceden de fuentes no perecederas. Es decir, del sol, el agua y el viento —principalmente—, que son inagotables en la práctica. Frente a ellas encontramos las energías no renovables: que son aquellas que se obtienen por la combustión del carbón o del petróleo, por ejemplo.
España es un país privilegiado en las tres fuentes renovables principales. Disponemos de sol, de ríos y de buenas condiciones para aprovechar el viento en la generación de energía. De las tres fuentes renovables, históricamente se aprovecharon más la energía eólica y la energía hidráulica, mientras que la energía solar empieza a despegar.
Pero aún queda camino por recorrer. Casi el 16% de toda la energía consumida en España a finales de 2016 procedía de fuentes renovables. También viene de estas fuentes el 40% de la electricidad generada. Estas cifras se mantuvieron en 2018, y la energía eólica fue la más empleada —con un 19,8% de la generación atribuida a ella—, mientras que la hidráulica crecía del 7,4% del 2017 al 13,7% de 2018.
El Centro de Control de Energías Renovables, el corazón que lo gestiona todo
Gestionar las energías renovables es complicado. La generación de energía a partir de estas fuentes depende, como podemos imaginar, del tiempo atmosférico. Las horas de sol anuales, las lluvias, las borrascas… todo influye en la generación, y hace que dimensionar la red —en términos de potencia instalada— sea muy complejo.
El Centro de Control de Energías Renovables (Cecre), que depende de Red Eléctrica, tiene como misión hacer posible la integración de la energía renovable en la red eléctrica, permitiendo que la cobertura de la demanda pueda realizarse con energías variables, sin comprometer la seguridad y la calidad del suministro.
El Centro de Control Eléctrico (Cecoel), por su parte, se encarga de llevar la energía desde los puntos de generación hasta los puntos de distribución, y gran parte de esa energía es renovable.
Coordinando ambos centros de control se supervisa la red para evitar sobrecargas. En esos casos, se envían órdenes de reducción para la generación de energía, aunque para el caso de las renovables ya no se emiten este tipo de órdenes.
La buena noticia es que a medida que crece la potencia instalada para energías renovables se reduce el uso del carbón, por ejemplo. Esto nos lleva a una «descarbonización» progresiva que implica un futuro más sostenible.
Para conseguir maximizar la utilización de energías renovables es vital contar con predicciones meteorológicas de alta precisión y una frecuencia elevada. Saber de antemano la producción prevista para una franja horaria determinada ayuda considerablemente. Y eso se consigue gracias a la telemedida en las instalaciones y a los algoritmos capaces de realizar análisis predictivos a partir de ese Big Data energético.
En la actualidad, las previsiones eólicas se realizan basadas en redes neuronales. La diferencia con respecto al pasado, cuando se utilizaba información sobre medidas históricas, es enorme. Hoy es posible ajustar la generación a la demanda de consumo casi «al milímetro», teniendo cada vez menos margen de error ante los cambios de tiempo imprevistos.
Por ejemplo, en el caso de fenómenos meteorológicos adversos se tomarían medidas inmediatas. Ya sucedió en 2009, cuando el ciclón Klaus hizo que se detuviese la generación en los aerogeneradores del norte de España.
Si la meteorología sigue cambiando —principalmente por el cambio climático—, cada vez será más importante disponer de las herramientas de predicción más fiables y exactas. Las previsiones ajustadas en tiempo real resolverán, además, los posibles problemas ante los peores escenarios.
No debemos olvidarnos del factor humano en el consumo energético. Aunque en líneas generales sí se puede modelar grosso modo el consumo doméstico, no es posible realizar previsiones exactas. Por decirlo así, no se puede controlar cuándo se utiliza el horno o cualquier electrodoméstico en un hogar.
Esto significa que la flexibilidad de Red Eléctrica a la hora de adaptarse al consumo debe ser máxima. Y esto es algo en lo que se está avanzando a buen ritmo gracias a las tecnologías más vanguardistas en tratamiento de datos, medición y predicción.
En HomeServe nos adaptamos a la vulnerabilidad del mercado y ofrecemos servicios de valor añadidos a medida de las necesidades del sector. De esta manera, complementamos la oferta de las compañías para conseguir una mayor satisfacción de clientes.