Tutorial: cómo reparar tu cisterna cuando pierde agua
Botón del pánico. Zona de descarga legal. Pulsador del 'bye bye'. ¡Adiós, adiós, con el corazón!
Cada día, nuestros clientes nos enseñan nuevas formas de llamar a este botón mágico de la cisterna que nos libra del mal, como el Señor en la séptima petición del Padre Nuestro.
Su función es absolutamente necesaria e inaplazable en cada hogar. Y por eso, todos los que hemos sufrido una (o varias) averías en la cisterna hemos desarrollado ese miedo atroz y latente a que, de repente, pulsemos el botón y no funcione.
Pero verás, esta es la verdad acerca de las cisternas. Todas. Sin excepción: se estropean. Otros mecanismos del hogar duran más tiempo. Se han dado casos de correas de persianas que resistieron décadas sin ceder. Frigoríficos espartanos que nunca dejaron de enfriar.
Pero la cisterna, amigo mío, es harina de otro costal. Vive en contacto con el agua. Es utilizada varias veces a diario. Maneja volúmenes hídricos considerables y soporta pulsaciones no siempre gentiles ni pacientes.
Tiene piezas de estanqueidad que sufren en silencio. Y su complicado mecanismo, tarde o temprano, capitulará.
Así pues, te recomiendo que instaures esta mentalidad en tu cerebro, que te ayudará a vivir más feliz y relajado en cada visita al inodoro: en lugar de rezar para que no suceda la próxima vez, acepta que pasará tarde o temprano y aprende hoy mismo cómo enfrentarte al suceso.
Al fin y al cabo, será una oportunidad perfecta para demostrar y demostrarte que eres capaz de arreglar una cisterna con tus manitas. Y esa experiencia bien vale seguir leyendo un minuto más 😉
¿Cómo revisar la válvula de descarga para encontrar una avería?
Lo primero que debes hacer si la cisterna pierde agua, llenándose solo parcialmente, es revisar la junta de la válvula de descarga. Esta junta puede ser también la causante por la que la cisterna gotea.
Para ello, sigue los siguientes pasos:
1. Corta la llave de paso de agua, junto a la cisterna, para evitar que siga entrando al mecanismo.
2. Aprieta el botón de descarga para vaciar el contenido del tanque.
3. Saca el pulsador o tirador de descarga de agua. Algunos se desenroscan; otros, simplemente, se levantan para extraerse. Saca la tapa de la cisterna. Ten un cuidado supremo, pues dicha pieza de cerámica pesa muchísimo y puede romperse o, peor aún, romperte un pie o parte del suelo si se precipita de tus manos. Colócala con suavidad sobre una toalla en un lugar estable y alejado de tu zona de trabajo.
4. Desenrosca la válvula de descarga, generalmente por medio de un giro o por rosca.
5. Comprueba cómo está la junta de estanqueidad, de un material elástico. Su función es bloquear la salida del agua hacia el inodoro por medio de la propia presión de su peso. Pero el paso del tiempo puede corroer su material (algo parecido a lo que pasa con la goma de las puertas de los frigoríficos) y rasgarse, no cumpliendo su función y dejando pasar hilos de agua.
Si ves que está deteriorada, sustitúyela por otra nueva.
6. Monta la válvula en su lugar y abre la llave de paso, esperando a que se llene la cisterna para comprobar si se ha resuelto la fuga.
7. ¿Está reparado? ¡Enhorabuena! Monta de nuevo la tapa y el pulsador.
8. ¿Sigue perdiendo agua? En ese caso, tendrás que montar la válvula de descarga. Cierra de nuevo la llave de paso y quítala completa, sustituyendo el descargador. Comprueba que funciona y monta de nuevo todo lo que habías desmontado.
¿Y si no se ha resuelto aún?
En ese caso, puede estar fallando el grifo de llenado.
Parece que la cisterna se llena pero el paso del agua no es bloqueado, colándose por el rebosadero del descargador.
En ese caso, la avería se haya en el grifo flotador. Toma nota del paso a paso para repararlo:
1. Quizá solo sea necesario regular el nivel de llenado. Esto cambia en cada modelo, pero suele hacerse por medio de un tornillo o tuerca de plástico, que nos ayuda a marcar la altura de llenado.
2. Si el agua sigue entrando hasta donde no debe, quizá haya un problema en la junta de estanqueidad de la entrada de agua en el grifo. En ese caso, cierra la llave de paso del agua y desmonta el grifo flotador.
3. Sustituye la válvula de goma por otra nueva. Comprobarás que el paso del tiempo, el agua, los sedimentos y la suciedad la han tornado rígida y ya no cumple en condiciones su papel de sellado.
4. Monta el grifo otra vez, indica la altura de llenado y comprueba que funciona después de abrir de nuevo la llave de paso.
5. Si no funciona, cierra la llave de paso y desmonta el flotador: tendrás que cambiar el mecanismo completo.
6. Toca extraer el latiguillo de entrada de agua, para lo cual debes aflojar la tuerca con una llave inglesa y después desenroscar con la mano.
7. Desenrosca igualmente la rosca exterior del grifo flotador y su junta.
8. Extrae el grifo flotador, pon uno nuevo y sujétalo bien a la pared con la junta de estanqueidad y la tuerca de apriete.
9. Ahora, coloca de nuevo el latiguillo, que ha de ser del mismo diámetro que en el nuevo grifo flotador. Si no fuera del mismo diámetro, hazte con un latiguillo nuevo de esas características y ponlo.
10. Abre la llave de paso y asegúrate de que el mecanismo funciona.
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Otras posibilidades son que el agua se fugue a través del propio latiguillo o de las juntas de sujeción del inodoro.
En estos casos, solo necesitarías sustituir estas piezas, asegurándote antes de cortar la llave de paso y vaciar el depósito de agua para no provocar una pequeña inundación.
Lo mejor para evitar que haya vertidos de agua sobrante en cualquiera de las piezas o canalizaciones en las que trabajemos es que tengas a mano y colocado siempre debajo un cubo vacío para recogerlos.
Estoy seguro de que la siguiente reparación de este mecanismo la resolverás en un abrir y cerrar de ojos, ¡palabra de manitas ;)! Así que no dudes en compartir esta información con todos tus amigos y familiares, nunca se sabe cuando puede venir como anillo al dedo.
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