6 ideas para que el frío no te pille desprevenido en casa
Hace ya varios años me propuse optimizar cada gesto en casa durante el invierno para no malgastar ni una gota de energía.
No se trata solo de ahorrar mucho dinero en la factura de la luz y en la de la calefacción, como ya os he comentado alguna vez. Es que, además, sufro pensando en el impacto que tiene en nuestro entorno ese tiempo extra que tenemos grifos, calderas y luces funcionando.
Pero este año voy a reforzar el reto: voy a tratar de atravesar el duro páramo invernal sin caer enfermo.
Una aventura —casi un encaje de bolillos— para la que tendré que demostrar una capacidad de previsión fuera de lo habitual en mí, pero que perseguiré siendo más consciente que nunca de las temperaturas reinantes y de los medios a mi alcance para calentarme.
Y esto, amigos, empieza y termina cada día en casa.
Porque si logras alcanzar las temperaturas adecuadas sin provocar picos de calor ni valles de frío durante el día o la noche, estarás más cerca de conservar tu salud intacta frente a la ola de catarros que se avecina.
¿Quieres saber cómo conseguir esa temperatura ideal todo el tiempo sin malgastar el esfuerzo de tu calefacción?
Toma nota, se me ocurren 6 medidas que puedes incorporar en un check list diario:
1. Aprovecha a tope la luz diurna
El sol es nuestra mayor fuente de energía con su sola presencia. Abre las ventanas cuando su luz sea capaz de iluminar tus estancias, ahorrando lo máximo posible en luz artificial.
Una buena idea es usar unas cortinas menos tupidas en invierno para conseguir que esa luz solar entre menos filtrada y más poderosa. Por el contrario, si lo que quieres es frenar corrientes de aire, plantéate colocar cortinas gruesas y pesadas, que servirán como barrera natural.
Hay un truco increíble y poco conocido como es instalar más espejos en casa para canalizar esa luz hacia áreas menos afortunadas.
Echa un vistazo al post 6 trucos deco: cómo sacar el máximo partido a la luz del verano con espejos en casa, donde encontrarás varias formas de conseguirlo.
2. La mejor calefacción es un buen aislamiento
Si eres lector habitual de este blog, me habrás leído repetir esto en más de una ocasión. Es un mantra que diferencia a los aficionados de los auténticos manitas ahorradores.
Y para lograr la excelencia en él, tienes que comprobar que todas tus ventanas y puertas están bien aisladas de viento y frío (nunca me cansaré de recomendarte la colocación de burletes como explicamos en este vídeo), plantearte la instalación de un buen suelo aislante, como las tarimas, y/o su cubrimiento con alfombras corpulentas para proteger tus pisadas de temperaturas peligrosas para tu salud.
Cierra cualquier cuarto que no se esté usando en ese momento para conservar el calor producido en las estancias que sí estéis ocupando.
Y si tienes ático, no olvides aislarlo térmicamente. Es uno de los puntos de fuga favoritos del calorcito en los meses de frío, puesto que el aire caliente se eleva, al contrario que el frío, que desciende y se queda en las plantas inferiores.
¿Quieres otro truco maestro, rápido y facilísimo de llevar a cabo para aislar tus persianas?
3. Más ropa y menos calefacción
Otra idea que nunca me cansaré de repetir: sustituye un par de grados en el termostato por una o dos capas más de ropa.
Conservarás mejor tu propia temperatura corporal, reducirás el gasto energético y resecarás menos el aire de tu casa, una de las causas por las que los asmáticos y alérgicos lo pasan tan mal en épocas de frío dentro de casa.
4. Revisa tu caldera para evitar averías y un funcionamiento encarecedor
Las matemáticas son muy sencillas en este punto: si tu caldera funciona de forma ineficiente, está derrochando cualquiera que sea su fuente de energía.
Lo primero que debes hacer al empezar a utilizar la calefacción cada invierno es hacer una pequeña revisión, tal y como te mostramos en este vídeo tutorial:
Aun así, si no tienes tiempo o prefieres dejarlo en manos de los profesionales, lo más inteligente es solicitar una revisión de la caldera por parte de especialistas en calefacción cualificados, que lleven a cabo una puesta a punto de todo el sistema de calefacción y calentamiento de agua para que no se pierda ni una gota de esfuerzo y el gasto se minimice.
5. Usa y mantén a punto tus radiadores con cabeza
Mención aparte para estos sufridos aparatos que nos ayudan a distribuir la temperatura deseada por todo nuestro hogar.
Antes de nada, púrgalos a menudo para ayudarles a funcionar en óptimas condiciones.
Aquí te contamos cómo hacerlo:
No coloques nunca muebles frente a los radiadores, para no impedir que ejerzan la función que les da nombre: radiar ese calorcito. Si plantas el sofá delante, este absorberá todo su trabajo y no llegará al resto de la estancia. Ojo, tampoco los cubras con ropa cuando quieras secarla.
Y apúntate este truco de la abuela: si colocas una lámina reflectante o de papel de aluminio en la parte trasera, evitarás que el calor se fugue y disperse a través de la pared.
6. Evoluciona tu lado manitas frente a las averías y roturas domésticas
Ya sabes que, para nosotros los manitas pasionales, no hay mueble, electrodoméstico ni achiperre estropeado que no merezca el esfuerzo de repararlo y/o darle una nueva vida, reciclándolo o reinventándolo (en ese ejercicio tan sano que los modernos llaman upcycling).
Además de desarrollar tu lado más creativo y tus habilidades manuales, se trata de una forma muy inteligente de ahorrar dinero en unas fechas en que, entre regalos, comilonas, viajes y calefacción, los gastos se disparan casi irremediablemente.
El do it yourself o hazlo tú mismo es una actitud óptima para contener esa sangría económica, siempre que sigas algunas recomendaciones:
1. Cuenta con el material y las herramientas adecuadas y de calidad. De lo contrario, puedes terminar cometiendo la tan temida chapuza y no solo habrás perdido tiempo y dinero, sino que seguirás teniendo que llamar a un profesional para desfazer el entuerto.
2. Reserva el suficiente tiempo para ello. No te desesperes, las tareas de reparación, instalación y mantenimiento son exigentes en el plano temporal y, probablemente, te lleven más rato del que esperabas. No vayas con prisas o, de nuevo, el fantasma de un mal trabajo rondará tu misión.
3. Seguridad, ante todo. Equípate con todo lo necesario (gafas protectoras, guantes o calzado adecuados, mascarillas) según el tipo de trabajo que vayas a realizar. Y toma siempre las precauciones necesarias, ya sea cortar la luz, el agua, iluminar y ventilar bien la zona de trabajo, etc.
4. Consulta tutoriales online de expertos. Si eres un amante de las manualidades y te gusta tener tu casa siempre a punto, te encantará seguir nuestro canal de YouTube, plagado de vídeos explicativos, muy prácticos, didácticos e incluso divertidos, en los que aprenderás a hacer de todo de la mano de nuestros mejores profesionales del hogar.
En nuestros canales de Twitter, Facebook y Google + encontrarás todo tipo de ideas y consejos para llevar a cabo tareas como estas.
Y con nuestros micro tutoriales aprenderás, desde a cambiar un enchufe, a tapar un antiestético agujero en la pared. Aquí te dejamos con otro de ellos, para que veas lo fácil que es pintar una pared con un rodillo: