¿Cómo combatir estos 7 focos de alergia y asma de tu hogar?
Muchas veces la alergia hace que te sientas sin energía, no puedas respirar y tu cabeza de vueltas. Porque encerrarte en casa, lejos de ser la solución a tus problemas, es un riesgo más, sino tienes en cuenta los peligros que encierra tu hogar para tu estado de salud. Repasemos juntos tus próximas tareas de salvación:
1. Tu cama
Es tu mayor cementerio de células muertas. Ahí reposas casi un tercio de tu vida, renovándote por dentro y por fuera. Y, adivina, todo eso que alguna vez fuiste y ya no eres tú, es el plato favorito de los ácaros.
Para alejarlos de ti, utiliza cubiertas a prueba de ácaros y lava semanalmente toda tu ropa de cama con agua caliente, además de airear bien el dormitorio todos los días y no permitir que haya humedad (le encanta a los ácaros).
2. El baño
Aquí el enemigo es el moho. Que tú creías que eso negro en las juntas de baldosas y en recovecos de la ducha era roña, pero ya te gustaría: la roña no ataca a tus pulmones y multiplica el efecto de la alergia. Es el moho. Elimínalo de la ecuación lavando al menos 2 veces por semana con un buen abrasivo formulado contra el moho, como la lejía.
3. Las mascotas
Si eres alérgico a las mascotas, tenemos una mala noticia: no deberías tener mascotas cerca. Lo sé, suena al final de tu infancia. Es Peter Pan consiguiendo un trabajo de 8h a 15h y Arnold Schwarzenegger echando pancita. Pero así es la vida.
Pero tanto si eres un alérgico rebelde incurable, como si no quieres que tu casa sea un infierno para amigos asmáticos, limpia a tu mascota con una altísima frecuencia y cepíllala a menudo para recoger pelos, ácaros y células muertas, además de limpiar con regularidad las superficies por las que pasan. Especialmente si son gatos: su saliva tiene una proteína que causa alergia a muchos humanos.
4. Tus plantas (y sus macetas)
Agua frecuente. Calor. Sombra. Tierra. Suena como el paraíso para los hongos. Así que no te sorprendas si aparece moho entre tus maceteros y si intenta agarrarte por los pulmones cada vez que un soplo de aire fresco remueve sus esporas.
Evítalo limpiando a menudo tus macetas y retirando hojas marchitas que sirvan de detritus (ñam ñam) para hongos y demás parásitos invisibles e indeseables. Y calcula bien el riego para eliminar el exceso: no es bueno para la salud de tus plantas ni para la tuya propia. Acercar tus plantas hacia el exterior de tu vivienda también es una buena idea.
5. Tu cocina
Más humedad. Más calor. Y encima, restos de comida. Un coctelero profesional haría con esto un chupito delicioso para cientos de especies diferentes de bacterias.
Tú, al contrario, vas a tener esa cocina tan limpia que el Sargento de Hierro se mirará en ella y gritará “¡demonios, recluta, tú sí que sabes hacer un trabajo!”. Después te dará permiso de un día. Para ir a hacer lo mismo con el baño.
6. Tus alfombras
Es el campo de batalla al que caen restos de todo tipo: polvo, tierra, suciedad, ácaros, moho, células muertas. Tenla siempre impoluta o deshazte de ella.
7. El aparato de aire acondicionado
Algo se mueve ahí dentro, y no es el motor. Sus filtros se llenan de ácaros y de un hongo con muy mala leche que provoca alergias severas.
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Nuestros técnicos de climatización recomiendan limpiar los filtros del aire acondicionado al menos dos veces al año o estarás esparciendo veneno invisible cada vez que lo enciendas. Esperamos que estos consejos te ayuden a pasar mejor la primavera y a mejorar tu bienestar a lo largo de todo el año... ¡Salud! ;)