6 consejos para alargar la vida de tu frigorífico y ahorrarte dinero con ello
Los electrodomésticos de tu cocina suponen entre un 25% y un 35% del consumo eléctrico total de tu vivienda. Mirándolo así, cada vez que abres una factura de la luz, un tercio de esa cifra mareante se va en el uso de tu lavadora, horno, lavavajillas, microondas, secadora y… sí, tu adorado e imprescindible frigorífico.
Además de la importancia de contar con aparatos de una alta eficiencia energética, hay varias maneras de reducir su consumo energético, así como las hay de alargar su vida útil para evitar costosas y problemáticas averías, que desemboquen en reparaciones y gastos inesperados.
Lo más importante, como siempre y en cualquier electrodoméstico o equipamiento del hogar, es que lleves a cabo un mantenimiento adecuado, constante y cuidadoso. Esto mantendrá en forma tu nevera y a raya su consumo. Pero, ¿qué consejos te darían nuestros técnicos profesionales en reparación de electrodomésticos para un uso más económico y duradero del frigo?
Aquí los tienes:
1. Mantén las juntas limpias y en perfecto estado
Su trabajo es vital para el funcionamiento del frigorífico y para ahorrarte mucho dinero: se encargan de aislar el aire frío del interior. Por eso, si su plástico se corroe y ofrece puntos de escape, tu unidad trabajará mucho más para mantener la temperatura y compensar esas pérdidas.
Busca zonas agrietadas o partidas cada cierto punto, mediante un examen visual y con este truco que te ayudará a comprobar su desempeño: cierra la puerta con un billete en medio y trata de sacarlo. Si te cuesta mucho es que todo va bien, igual que si ofrece mucha resistencia justo después de cerrarlo: el sistema de sellado es perfecto.
Para limpiar las juntas de la nevera, pásale una bayeta con limpiador multisuperficie suave y seca en el mismo momento. Si en ocasiones aplicas un poco de vinagre blanco evitarás el crecimiento de moho. En esta línea de ahorro por aislamiento entraría un modo de uso eficiente que necesitas interiorizar hoy mismo: no abras la puerta innecesariamente, ten siempre claro lo que vas a buscar al frigorífico y mantenlo abierto el menor tiempo posible. Cada segundo se escapa aire frío y supone más trabajo… y más gasto.
2. Comprueba que tu frigorífico está nivelado
Es más importante de lo que parece. Cuando una nevera está en perfecto equilibrio sobre sus cuatro patas, la puerta se cierra automáticamente y se sella con la fuerza correcta. Así que usa un nivel de carpintero y ajusta las patas una a una, mediante sus patas giratorias, hasta que la burbuja te dé el OK del ahorro.
3. El serpentín del condensador, siempre limpio
Si no sabes de qué te estamos hablando, mira en la parte trasera o inferior de tu frigorífico. ¿Ves esa parrilla, generalmente negra, formada por un tubo que se retuerce? Cuando se cubre de polvo necesita trabajar con una mayor exigencia, y no nos interesa eso, porque aumenta su consumo eléctrico y pone en peligro la integridad del aparato. Limpiarlo es muy sencillo: simplemente pásale la aspiradora o un plumero cada dos meses. Si tienes una mascota en casa, hazlo mensualmente.
4. Limpia la bandeja de goteo y el orificio de drenaje
Tu frigorífico tiene dentro alimentos vivos, y por ello transpira y circula agua, bacterias, restos de comida, depósitos minerales, etc. Todo esto se condensa y acumula en algunas zonas, como las bandejas de goteo, los orificios de drenaje y otros conductos y canalizaciones.
Pueden provocar el deterioro paulatino del electrodoméstico y hasta roturas y desperfectos. Por eso necesitas limpiar periódicamente cualquier resto con una bayeta ligeramente mojada en jabón. Eliminarás malos olores y te asegurarás una mayor salubridad en la conservación de tus alimentos.
5. Descongela el congelador cada cierto tiempo
Este es un clásico: las paredes antárticas que se forman en él no solo reducen tu espacio para almacenar congelados. Además aumentan la exigencia del aparato para mantener el frío y multiplican las posibilidades de sufrir una avería en esa zona. Sabemos que da pereza, pero, ¿y el gustazo de ver tu congelador como nuevo después del esfuerzo?
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6. Adecua la temperatura del frigorífico y el congelador a las estaciones de verano e invierno
Es tan lógico… y no lo hacemos. Pero la temperatura de tu cocina no es la misma en el frío invierno que en el sofocante verano, y por tanto la exigencia de tu nevera ha de ser diferente en ambas épocas del año. Comprueba tú mismo como el mismo nivel en julio es capaz de congelar los tomates en enero.
Solución: bájalo un punto en los meses más fríos. Y no te pases con la calefacción en casa: aumentarás el consumo y encima obligarás al frigo a machacarse como si fuese agosto. Conviértete en el mejor aliado de tu frigorífico prestándole un poco de atención con estos 6 consejos, y verás cómo te lo agradece cada dos meses reduciendo tu factura eléctrica.
Y si en algún momento tu frigorífico te da problemas en HomeServe contamos con los mejores profesionales expertos en reparación de frigoríficos.