Con los hijos, el hogar se transforma. ¿Y el seguro de hogar?
La llegada de un bebé al hogar se traduce en numerosos cambios en la familia. No solo será necesaria la adaptación a la nueva persona que irá creciendo día a día, con sus necesidades y su personalidad, sino que la propia casa será susceptible de cambios fundamentales.
Estos cambios pueden ser desde los más sencillos, como acondicionar una habitación para su nuevo inquilino, o disponer medidas de seguridad para prevenir accidentes domésticos, hasta los cambios que se deberían de tener en cuenta con respecto al seguro de hogar, entre muchas otras cosas.
Hacer el hogar seguro, primera prioridad
Para los cambios físicos en la vivienda, la preparación de las estancias para garantizar la seguridad de los pequeños y tareas similares, la prevención es fundamental. Ofrecer asesoramiento a las familias es una buena manera de proporcionar esa seguridad mental (la de saber que el hogar es seguro) y física (acondicionando la vivienda mediante revisiones del sistema eléctrico, instalando detectores de fugas de agua, detectores de humo y otras acciones).
En un hogar al que llega un nuevo inquilino “muy especial” hay que hacer muchos trabajos. Garantizar la seguridad es el principal, pero también es importante encontrar la mejor manera de introducir nuevos muebles en el entorno y proteger a los terceros de las travesuras de los niños. Estas travesuras, tan naturales en los primeros años de vida de los menores, no solo pueden estresar a los padres, sino que, a veces, los pueden poner en un compromiso.
¿Cómo nos protege el seguro de hogar ante travesuras y accidentes infantiles?
Es probable que muchas familias no se hayan parado a pensar en cómo el seguro de hogar puede cubrir las eventualidades ligadas a los niños pequeños. Normalmente, los seguros de hogar incluyen una cobertura de responsabilidad civil que sirve para hacer frente a los daños materiales y personales ocasionados a terceros. Esto es, tanto por cualquier cuestión relativa a la vivienda (hablamos, por ejemplo, de fugas de agua), como por alguno de sus ocupantes.
Este tipo de coberturas incluyen indemnizaciones y fianzas, costes judiciales (cuando proceda) y, ya que la protección cubre a todas las personas que viven bajo el mismo techo, la póliza cubre los daños originados por las acciones de los niños a terceras personas, tanto dentro como fuera de la vivienda.
Que apliquen fuera de la vivienda es interesante, además de que para muchas personas será algo completamente desconocido. El ejemplo más manido es que el niño rompa algo de valor en una tienda. En esos casos, el seguro de hogar podría cubrir el coste de la pieza rota. Esto se extiende a la calle, establecimientos, edificios, parques o en el colegio.
En el hogar, estas coberturas cubren eventualidades como que se dejen los grifos abiertos y estos provoquen humedades en el piso de abajo, por ejemplo. O que caiga algún objeto a la calle y dañe un coche, siempre que este hecho se pueda demostrar casual y no intencionado. Incluso podemos hablar de coberturas a otros niños que estén en el domicilio de visita, jugando, y que puedan dañarse de alguna manera por el propio juego.
Existen multitud de coberturas en el mercado. Podemos encontrarnos coberturas totales que cubran la rotura accidental de elementos de la casa, ya sean decorativos o funcionales (vajilla, lámparas, tapicería, estatuillas…).
Está la mencionada cobertura que cubriría las fugas de agua, pero también cualquier otro problema como la rotura de un cristal, el atasco de un inodoro o cualquier otra cosa que se nos ocurra. Si los adultos podemos perder las llaves de acceso al hogar, cualquier niño puede, jugando, perderlas incluso en la misma vivienda. Es más habitual que esto suceda fuera de casa, no obstante, dependiendo del seguro es posible disponer de coberturas complementarias para estos casos, y poder sustituir las cerraduras. Si no es el caso del seguro contratado, siempre existe la posibilidad de estar tranquilos con un pack para el hogar como el Multigremio, que incluye urgencias de cerrajería.