Cómo nos beneficia la telelectura de los contadores
La lectura de los contadores del agua es un tema controvertido, puesto que se suelen realizar en períodos de tiempo largos (típicamente cada dos meses) y eso puede dar lugar a reclamaciones por lecturas o estimaciones de consumo erróneas… o que el consumidor no se espera.
A veces, estas lecturas inexactas se traducen en facturas voluminosas que sorprenden al usuario, pero que pueden señalar una fuga de agua inadvertida que, con el paso de los días, supone un gasto extra muy notable. Para evitar estos problemas, llega con fuerza la solución tecnológica: los contadores de agua “inteligentes” que permiten la telelectura.
Este sistema de lectura remota no es exclusivo de los contadores del agua, sino que se está instalando para otras mediciones, como la electricidad o el suministro de gas. Los beneficios teóricos son claros: luchar contra el fraude, obtener lecturas más ajustadas al consumo real y también apostar por la responsabilidad social. Explicaremos estos puntos en detalle, pero antes vamos a hablar de la normativa actual de sustitución de contadores.
La sustitución de los contadores de agua y electricidad, ¿qué tengo que saber?
A partir de 2019, el Ministerio de Industria obligará al cambio de más de tres millones de contadores de agua en España, para sustituir todos aquellos terminales con más de 12 años de antigüedad. Por otro lado, el plazo para cambiar los contadores de la luz por unos nuevos digitales termina el 31 de diciembre de 2018. ¿Qué hay que saber sobre estos nuevos contadores?
Los nuevos contadores “inteligentes” permitirán a las compañías de suministros (luz, agua y gas) su lectura remota, la telelectura. Esto significa que no será necesario desplazar un profesional a realizar las lecturas, sino que la propia compañía podrá acceder a esos datos desde las centrales locales. ¿Qué implicaciones tiene esto en la factura de los consumidores? Los beneficios son diferentes en el caso del agua y la electricidad, pero lo principal es que la lectura será más fiel a la realidad del consumo en los hogares de lo que viene siendo hasta ahora.
Al poder realizar mediciones más frecuentes con menor coste para las compañías de suministro, es posible conocer picos de consumo anómalo con mayor celeridad. En el caso del agua, esto significa que sería posible detectar una fuga inadvertida para el usuario que se traduciría en un sobrecoste y en un desperdicio de agua. El ahorro de agua es, en el fondo, una responsabilidad social, y las compañías podrán ahora detectar esos consumos anómalos gracias al big data, el análisis de los datos y a algoritmos propios.
¿Cómo funciona un contador “inteligente” con telelectura?
Hasta ahora hemos hablado de contadores “inteligentes”, entre comillas. La realidad es que la única inteligencia con la que cuentan permite enviar información de consumo en tiempo real con cierto intervalo entre lecturas y, en algunos casos, los contadores pueden estar telegestionados, permitiendo al usuario beneficiarse de las tarifas por horas, en el caso de la electricidad.
El envío de esta información se hace, generalmente, a través de los cables de alimentación, aunque existen variantes de transmisión de datos vía radio. Utilizan la tecnología PLC (Power Line Communication, o comunicación por las líneas de alimentación) para transmitir esos datos codificados a las compañías, y se programan diferentes alarmas para advertir al consumidor cuando surge algún problema.
De esta manera, las compañías pueden registrar lecturas varias veces cada día, en lugar de cada mes o dos meses, y disponer de un registro más realista de los consumos. A cambio, siempre que el contador pueda ser telegestionado, el consumidor se puede beneficiar de una mejor tarifa eléctrica, o bien puede detectar en cuestión de pocos días una fuga de agua que sea, en principio, imperceptible.
Para evitar falsos positivos, los algoritmos tienen en cuenta los patrones de uso del agua más comunes, teniendo en cuenta si la lectura se realiza en una vivienda ocupada por una persona soltera, por un matrimonio con hijos pequeños, por una pareja de jubilados… Cada familia hace un gasto que se adecúa a uno de entre un puñado de patrones establecidos, por lo que es muy sencillo detectar una anomalía.
A la vez, hay que tener en cuenta que el gasto puede variar si un día esas personas tienen una visita, por ejemplo. Todo ello está contemplado, de manera que los falsos positivos son mínimos, y fácilmente comprobables.
Un contador con telelectura beneficia tanto al consumidor como a las compañías de servicios. Se ve muy claro en el caso del agua, puesto que si se detectan fugas en un plazo corto de tiempo se pueden solventar con celeridad y, por tanto, no se desperdician grandes cantidades de agua a largo plazo, por un lado, ni el consumidor ha de pagar un consumo excesivo por agua que no utiliza.